El último día en Miami ya pasó, así que de ahora en adelante nos toca carretera.
El viaje hasta Cayo Hueso -o Key West- desde Miami es mucho más largo de lo que la mayoría de la gente piensa. Aunque esto no debería de sorprender a nadie sabiendo cómo son las distancias en Estados Unidos.
De hecho, este y los próximos artículos no contienen una gran cantidad de sitios visitados porque primero, las horas en coches fueron muchas y segundo, uno de los motivos principales del viaje fue de disfrutar de las playas por lo que pasamos mucho tiempo en varias de ellas. 😀
Así que, empezamos con «The Keys».
El camino al sur del sur. Road to Key West.
Damos un último paseo por Ocean Drive y la playa para despedirnos de «nuestra casa» durante los últimos 10 días y volvemos al hotel. Recogemos las cosas, las metemos en el coche y nos ponemos en marcha cerca de las 11 de la mañana.
Desde nuestro hotel en South Beach hasta Key West son algo más de 3 horas y media -contando paradas-, pero vamos «disfrutando el paisaje» y si hay que parar para ver alguna cosa, así lo haremos.
Y lo hicimos.
Lo que más nos sorprendió de la ruta por Los Cayos -a través de la US1 Overseas Highway- es que aunque vas pasando de isla en isla a través de la gran cantidad de puentes, parece que no estás saliendo de zona urbana. Todas, absolutamente todas las islas de camino a Key West están pobladas de tiendas y casas y con una gran actividad en toda la zona.

Los nombres iban sonando: Fiesta Key, Bahía Honda Key, Boca Chica Key, Largo Key…
Además, hay escenarios de películas ¡Y lo digo literalmente! En uno de estos puentes se rodó una mítica escena de la película «True Lies» -o Mentiras Arriesgadas en España- donde actuaban Arnold Schwarzenegger y Jamie Lee Curtis. Hago un pequeño «offtopic» para decir que esta película tiene momentos memorables además de la escena del puente. Si no la has visto, estás tardando. 😀

De camino, descubrimos algún puente «antiguo» que sustituyeron por el que nosotros íbamos cruzando y… ¡puentes de ferrocarril! Nos quedamos un tanto desconcertados cuando atisbamos que algunos puentes lo que tenían eran vías de tren. :O
Wait, what? ¿Vías de tren?
Tras una búsqueda de información, nos enteramos que a principios del siglo 20, llegó a existir -¡y funcionar!- un tren que cubría la ruta, tal y como nosotros lo estábamos haciendo en coche, hasta Cayo Hueso.
Y es que en aquella época, Key West llegó a ser considerada la ciudad más importante de Florida. La influencia empresarial de la ciudad era altísima gracias a la industrial emergente que se estaba estableciendo en Cuba.
Un empresario, que consideran el fundador de Miami y West Palm Beach, llamado Henry Morrison Flagler fue la punta de lanza para el desarrollo del estado de Florida.
Cuando se instaló en este estado, decidió invertir en él empezando por un hotel en San Agustín -considerada la primera ciudad de Florida y a la que por falta de tiempo, no pudimos visitar- y de manera paralela, creando la línea de ferrocarril que cruzaría el estado por el lado este hasta Key West.

El primer tren que llegó a Key West fue en ¡1912! y la línea férrea estuvo funcionando -y ayudando a desarrollar toda la zona- hasta el huracán del Día del Trabajador de 1935. Un huracán catastrófico que arrasó Key West y toda la zona de Los Cayos de tal manera que, visto el coste de la reconstrucción, el estado de Florida decidió no reconstruirlo.
Aprovecharon los pocos puentes que pudieron para reutilizarlos como vía de automóviles y a partir de ahí se desarrolló la carretera existente actualmente.
Llegando a Key West al atardecer
Como comenté, el camino se hizo más largo que estas 3 horas y media establecidas porque nos lo tomamos con calma, haciendo paradas por el medio para admirar el paisaje -y las casas espectaculares que se podían ver desde la carretera-.
Así que cuando por fin aparcamos en Key West y dejamos las cosas en nuestro hotel -encantador por cierto, pero sin ascensor por lo que tuvimos que subir las pedazos de maletas que llevábamos por las escaleras-, nos fuimos a caminar un poco por la zona para ver el atardecer y cenar algo.
Al acercarnos al muelle desde donde divisar el atardecer vemos a una cantidad ingente de personas por la zona, así que deducimos que desde ahí «se debe de ver bien». Y no defraudó. A pesar de la gente que había, el atardecer nos dejó estampas como esta:

Una gran manera de acabar el día. Al esconderse el sol decidimos buscar algo que comer. Y ahí descubrí uno que, desde ese momento, pasó a ser de mis tartas favoritas: La Key Lime Pie. 😀
Conociendo Cayo Hueso -Key West-
Lo de que el nombre parezca una traducción hecha en España de alguna película americana, en realidad en este caso es al revés. Cayo Hueso es el «primer nombre» que se le dio a esta isla y lo recibe porque en ella se encontraron una gran cantidad de calaveras de los primeros colonos.
Hecho el inciso, el día lo reservamos para pasear por la isla y hacer 2 visitas que teníamos en mente: El punto más al sur -y más cercano a Cuba- donde hay un monolito y para conocer la casa de Ernest Hemingway.
De camino a nuestro primer destino, observamos la arquitectura de la ciudad, llena de casas de madera «típicas americanas» con un colorido añadido por los residentes en forma de colores pastel además de los blancos impolutos. Las casas y edificios son preciosos.
En esta ciudad hay una mansión conocida como la «Little White House», que fue la residencia presidencial de invierno en la época del presidente Harry Truman. Un museo dentro de ella te permite conocer todos los entresijos de la historia de la casa -ya que no solo fue residencia presidencial-.
Pero si algo nos llamó verdaderamente la atención, fue encontrarnos por las calles con un montón de gallos y gallinas.

Por las calles.
Sueltos.
Al principio pensábamos que se le habían escapado al alguien hasta que la cantidad que estábamos viendo superaba lo razonable. Y ahí descubrimos una de esas curiosidades de los sitios que se visitan que hasta que no lo ves, no lo descubres.
Según se cuenta, cuando llegaron los primeros exiliados cubanos a Cayo Hueso, se trajeron sus gallos de pelea desde Cuba. Pero claro, se llevaron la sorpresa de que en Key West las peleas de gallos estaban prohibidas así que a modo de protesta, los soltaron por las calles.
Y todos los gallos y gallinas que se ven son descendientes de estos. 🙂
The Southernmost Point
El punto más al sur de la América continental se encuentra en la misma ciudad de Key West. En ese punto podemos encontrar este monolito de cemento donde te lo aseguran. Además, te dice a qué distancia de Cuba estás.
Nosotros el día que fuimos, a pesar de que parece que es un día claro, había algo de bruma marina. Dicen que un día que de verdad esté despejado puede llegarse a ver Cuba. Será algo que quede para la próxima vez.

El sitio está lleno de turistas pero a pesar de ello, con un poco de paciencia puedes llegar a sacar una foto donde no salga otra persona -o como en nuestro caso, donde no salga nadie en absoluto-. 🙂
Después de las fotos correspondientes y de ver «la mar», seguimos nuestro recorrido.
El Km 0 de la US1
La carretera US1 empieza aquí su recorrido. Esta carretera cubre todo el lado este de Estados Unidos desde Cayo Hueso hasta Fort Kane, en Maine, junto a la frontera de Canadá.
Nosotros, pensando en el Kilómetro 0 de la Puerta del Sol, pensamos que el sitio iba a tener algo más de encanto… Y resultó que no, que simple y llanamente hay un par de letreros a un lado y otro de la carretera donde dice lo de «Mile 0».
De un lado el «Begin», del otro el «End».
Una «desepsión», vamos.
Hemingway House
Esta casa-museo la ocupó Ernest Hemingway desde 1931 hasta 1939 y es el hogar de los descendientes de los gatos de 6 -y 7 dedos- que tenía el escritor y que puedes ver merodeando entre los turistas, por los jardines y metidos en las habitaciones de la casa.
La casa se encuentre prácticamente en el centro de Key West y el recorrido por ella se hace relativamente rápido. A medida que la visitas te van contando cómo era la vida del escritor y su familia en ella, las obras que escribió ahí y cómo terminaron estos gatos tan curiosos viviendo con ellos.
Fue construida en 1851 y Hemingway la compró el mismo año que se instaló en ella. Los muebles y la decoración es prácticamente toda la que usaba el escritor y su familia en la época que estuvo en ella.

Una de las cosas a destacar de esta residencia es la piscina.
Nadie de la zona tenía una piscina y él quiso construir una a pesar del coste altísimo que tenía -unos 20 mil dólares… En ¡1930!-. Y es que construirla ya era toda una hazaña arquitectónica por el tipo de suelo que tiene la isla. Un suelo de coral durísimo que conlleva una gran dificultad romperlo.
Los guías cuentan una historia sobre la construcción. Esta historia dice que durante los años 1937-1938, Hemingway viajó a España -en plena Guerra Civil- y dejó la supervisión de la construcción a su esposa.
Al volver, se enteró del gasto que estaba suponiendo la construcción y se enfadó. Tanto, que le gritó a su mujer que había gastado todo su dinero excepto -sacando de su bolsillo- su último centavo. Este centavo lo echó al interior de la piscina.
Y ese centavo al parecer, es el que está incrustado en el cemento de un extremo de la piscina. 😀
Aún con todo eso, la piscina fue una novedad y una verdadera obra de ingeniería. Es una pena que no tenga ninguna foto de ella.
Además de la piscina, el patio tiene recovecos donde te puedes sentar a disfrutar del sitio, y puedes comprar las obras del escritor dentro de la tienda.
Un sitio, al final, que se tiene que conocer. 🙂
Cayo Hueso se recorre en un día
Y básicamente fue lo que hicimos.
Después de los 2 puntos anteriores, ver Little White House, el mercado y los muelles, en realidad no queda mucho más que ver en la ciudad.

Detrás, el edificio de US Postal si no recuerdo mal.
Se puede disfrutar de su gastronomía, hacer submarinismo y otras actividades marítimas y muchas cosas más. Pero para eso tienes que planear un fin de semana en Key West y no encajaba en los planes que teníamos.
Era el momento de ir a recoger el coche y emprender el camino de vuelta por la US1. El siguiente hotel lo teníamos reservado ya en la parte «continental» saliendo de Los Cayos, así que nos llevaría un par de horas de camino.
Este camino lo aprovechamos parando en Bahia Honda State Park a disfrutar de la playa y sacando un par de fotos del atardecer -espectacular- que vimos.

Además, cenamos en un restaurante cubano donde comimos una «Vaca vieja» que aún ahora la recuerdo y se me hace agua la boca.
Tras eso, llegamos a descansar al hotel. Teníamos un par de paradas marcadas para el día siguiente y luego el recorrido de este a oeste con destino Sarasota.