Roadtrip por Suiza. Friburg, Murten y Berna.

Tiempo de procrastinación | 7 minutos

Cuando llegamos a Friburgo, era casi de noche. El hotel -o más bien «guest house»– quedaba a las afueras así que decidimos quedarnos allí y descansar para salir temprano hacia la ciudad.

Friburgo, Suiza

Día 6. La zona vieja medieval de Friburgo, su gran atractivo.

Salimos del hotel a eso de las 10:30 y caminamos hacia la zona vieja de Friburgo.

Lo primero que hay que saber de Friburgo es que… esta Friburgo es la suiza, no la alemana. Se suele confundir con mucha asiduidad. De hecho, yo siempre pensé que Friburgo sólo era la de Alemania, pero resulta que no, que esta también es conocida. 🙂

Esta ciudad medieval fue construida por los años 1150 y era una ciudad fortificada, que además está en medio de un valle rodeada de montañas.

El carácter medieval se ve casi a cada paso que das porque fuente que miras, fuente que es de la época. Además de que si levantas la vista lo que más impone es la torre de la Catedral de San Nicolás, una catedral de, por supuesto, estilo gótico.

El día era frío, así que después de pasarnos un par de horas caminando por la ciudad, entramos en un bar «de toda la vida» a tomar algo caliente y donde tuvimos una de las anécdotas del viaje.

La señora que atendía no sabía ni papa ya no de español, sino que tampoco de inglés. O francés o alemán. Y esto último, por lo que entendimos, tampoco mucho.

Tras comunicarnos a través de Google Translator, pudimos tomar un par de magdalenas y un café… Aunque este último tuvimos que pedirlo por segunda vez, básicamente porque a la primera traducción de «café con leche» nos trajo un vaso hasta arriba de leche… Y nada más.

Yo y mi intolerancia a la lactosa nos reímos -de buen rollo-. 🙂

Una vez con el calor del cuerpo reajustado fuimos hacia la Catedral. De unos 70 metros de altura, la torre de esta era uno de los lugares a visitar.

368 escalones, para ser exactos.

Después de subir más de 350 escalones, nos encontramos en la parte superior con una vista del valle donde se encuentra Friburgo. El día volvía a ser malo, con mucha bruma y con una luz malísima para las fotos, pero bueno, es lo que tocaba.

Algo que nos llamó mucho la atención fue la cantidad de aviones militares que pasaron por los alrededores en la media hora que estuvimos en los techos de la Catedral.

Al terminar la visita a la Catedral, decidimos que era hora de coger el coche y poner el GPS rumbo a Murten. Una de las paradas que no contábamos hacer y que apareció en nuestro camino gracias a mi colega ginebrés.

La pequeña ciudad de Murten

Murten -o Morat– dicen que es la ciudad medieval más bonita de Suiza. Y aunque no puedo afirmarlo al 100%, os puedo asegurar que caminar por sus calles vale la pena.

Tiene una muralla rodeando el casco antiguo que se puede visitar y casi dar la vuelta por completo.

Caminar por el casco antiguo con sus casas tan pintorescas y ver la Torre del Reloj son sus puntos fuertes, además de estar situada al lado del lago de mismo nombre y con el cual tiene ciertas vistas a los alrededores.

La Torre del Reloj, en la calle principal de Murten

Subimos a la muralla y la caminamos casi entera. Durante esta caminata íbamos descubriendo pequeños rincones de la ciudad -tanto por dentro como por fuera de la muralla-. Visita recomendada para parar un par de horas y tomar algo en este pequeño pueblo.

Tras esta visita, ponemos dirección a Berna. Queríamos llegar relativamente temprano para conocerla un poco antes de cenar y dormir, cosa que no logramos principalmente porque el hotel -más bien una casa con habitaciones para alquilar- que habíamos reservado era cuando menos curioso -con una decoración con detalles y estilo soviético- y nos pasamos más de una hora hablando con el dueño, un pintor / artista / diseñador que nos dio muy buen rollo. Dejo el enlace de booking aquí. 😀

Así que sólo fuimos a almorzar-cenar y nos fuimos a cama.

Día 6. Berna y llegada a Interlaken

La mañana en Berna era igual a la de los días anteriores: Gris y algo fría.

Salimos del hotel y aunque teníamos la opción de usar el tranvía, decidimos ir caminando. Así entrábamos un poco en calor.

Al llegar a la parte antigua de la ciudad, ya nos dábamos cuenta de algo: La cantidad ingente de fuentes que hay. De todos los tamaños y colores -literalmente, porque son todas muy coloridas-. De hecho, hay una especie de «ruta de las 11 fuentes» en las que puedes ir viendo las diferentes estatuas que hay en ella.

La más conocida es sin lugar a dudas la del «ogro comeniños»Kindlifresser-.

¡Ñam!

La Catedral de Berna es, por supuesto, una construcción gótica. Además, es la más alta del país y recomiendan siempre subir. Nosotros, como ya habíamos subido a la de Friburgo, decidimos obviarlo.

Visitamos su interior para ver sus cristaleras y después de alguna foto, salimos de ella. El estilo gótico se nota en todas sus piedras… Y no íbamos a descubrir nada muy distinto a la de la Catedral de Friburgo.

La siguiente parada era la Torre del Reloj, pero nuestro gozo en un pozo.

Estaba en mantenimiento y completamente tapado. La lona que lo cubría tenía una foto del mismo, pero claro, «no es lo mismo».

Caminos cuesta abajo por la famosa Kramgasse hasta llegar al puente que cruza el río Aar. Esta calle es muy «de tiendeteo» y se respira el ambiente de la ciudad.

También es donde más turistas te cruzas, claro. 🙂

Desde el puente se tienen una bonitas vistas a la parte baja de la ciudad que bordea el río. Al lado del puente está una pequeña iglesia –Nydeggkirche– que cuando llegamos, estaba cerrada.

Las vistas al río desde la parta baja de Berna. El color del agua da mucho juego a la foto.

El día intentaba abrir poco a poco y la luz nos acompañó unos minutos que nos sirvieron para darnos cuenta que Berna es mucho más bonita de lo que nos estaba pareciendo.

Con la alegría de ver un poco el sol -que nos había abandonado la mayor parte del viaje-, dimos media vuelta para recorrer sin rumbo fijo las callejuelas del barrio de Matte -el barrio de los artistas y el más antiguo de la ciudad- y dirigirnos hacia la zona nueva.

Nos quedó por visitar la casa-museo de Einstein -sí, Albert Einstein vivió en Berna-, además del Zentrum Paul Klee, un museo con un diseño muy característico dedicado a este señor -que nació en Berna, claro- que tiene más de 4 mil obras del artista.

Yo no lo conocía, pero sus obras son una cosa bastante curiosa que hubiera estado bien ver. Además de que el diseño del museo es una obra arquitectónica que me gustaría haber recorrido.

Como siempre en todos los viajes, algo hay que dejar para la siguiente. 😀

Una de las chozas que hay de camino a Interlaken

Empezaba a hacerse tarde, así que fuimos a recoger el coche para ir a nuestro siguiente hotel en Interlaken.

El recorrido que habíamos hecho desde Ginebra hasta Berna nos enseñó la espectacularidad de los paisajes suizos, pero el camino a Interlaken cada vez iba poniéndose mejor. De vez en cuando hacíamos pequeñas paradas para admirar lo que estábamos viendo.

Si el recorrido nos dejaba boquiabiertos por veces, Interlaken hizo que se nos cayera la mandíbula directamente. Pero no me adelanto, esto queda para el siguiente artículo.

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